Entrevista en Diario de Noticias de Alava

Entrevista en Diario de Noticias de Alava
D.N.A. Andrés Goñi
Pocos dirían a primera vista que tras esa fachada que marca se esconde uno de los mejores escaladores alaveses de la historia. Un aventurero con múltiples logros a sus espaldas que, sin embargo, camina sin sobresaltos por la calle. Ni ha pagado el precio de la fama ni desde luego pretende hacerlo. Su reto, explica, es tan humilde como su origen y pasa por vivir la vida "sin molestar demasiado" pero siendo "todo lo feliz que se pueda". De todo ello da cuenta en la redacción de DIARIO DE NOTICIAS, donde sus manos, curtidas en mil batallas, ayudan a entender la dureza de un deporte "que es algo más que un deporte".

Antes de comenzar, ¿me explica lo de la peluca?

Por reírnos un poco, ¿no? Es que coges el periódico y es deprimente, así que me propuse pasar un buen rato... Y en segundo lugar porque me estoy quedando sin pelo (risas).

¿Le preocupa este tema?

Nooo... De presumido no tengo nada.

Si hoy no hablamos de montaña, ¿entonces de qué?

Yo soy muy de la pelota. Suelo decir que voy a escalar los fines de semana porque si no se me hace muy larga la espera hasta que televisan el partido que toque.

¿Alguna vez ha jugado?

Qué va, pero me gusta muchísimo. Será porque se juega entre paredes...

¿A qué jugador del circuito se llevaría de cordada?

Creo que a Oinatz Bengoetxea, que me cae muy bien y le gusta la montaña.

La prensa deportiva anunciaba la semana pasada que Leo Messi, el jugador del Barça, se rompió para dos meses... ¿Usted cuando lee esto, porque lo lee, qué se le pasa por la cabeza?

Que es el opio del pueblo y que existe una burbuja con el fútbol que el Gobierno no quiere explotar porque ya es lo único que le faltaba a este país.

Pues esa burbuja pagó el pasado verano 91 millones de euros por un jugador...

Me parece una indecencia, pero tristemente es lo único que va al alza. Nos quitan derechos, salarios, educación, sanidad... y ves esto y piensas: ¡esto es insultante! Quienes lo alimentan se escudan en que la vida de un futbolista es muy corta, ¡pues que se pongan a trabajar!, ¿no?

Ahí se queda solo porque nadie en este país protesta al respecto...

Sí, eso es cierto, les idolatran, y no lo entiendo, pero supongo que muchas personas necesitan poner en su vida un dios y una religión.

Oiga, ¿si hablaran esas manos qué cree que me dirían?

Pero si son como un catálogo de p.... (risas). Están bregadas, sí, pero son las que tengo, un poco amorfas pero me van bien. Me creo un tío hábil con las manos. Soy creativo y fino en mi trabajo.

De no haber sido montañero...

Pelotazale igual y si no...

... ¿cura?

¡No jodas! Si fueron ellos, los de Escolapios, los que me ayudaron a conocer la verdad. Ahí aprendí el camino de Dios (risas).

Pues nos habían dicho que era usted de misa diaria...

Soy ateo militante.

Nadie lo diría. Será de los pocos que conversa con el Altísimo a menudo por su trabajo...

Cuando una vez me vinieron unos testigos de Jeová con esa milonga les puse de vuelta y media. Venirme a mí con ese rollo infantil...

¿Cómo anda de oído musical?

Bien, ¿por?

Por nada. ¿Qué suena en su cedé?

De todo, desde ópera, hasta música clásica, folk, canciones de Pakistán y rock. Variadito, ¿no?

¿Para escalar también?

Nunca me hace falta un reproductor porque me la pongo yo solo en mi cabeza. Tiendo a relacionar la montaña con temas concretos y así me paso la escalada de ese día.

Cuando se pasa un mes colgado a tanta altura, ¿qué come uno?

Los hidratos y tal están bien, pero a mí nunca me falta la proteína del buen rollo y un poquito de jamón y lomo. Cuando lo comes ahí arriba y en esas condiciones, te aseguro que eso sí que es hablar con Dios.

A la hora de preparar este encuentro traté de buscarle sin éxito en las redes sociales.

Es que no me vas a encontrar, de momento. Sé que soy del pleistoceno inferior, pero de momento no tengo prisa. Prefiero el cara a cara y una buena conversación.

Cuando uno se juega la vida a 1.500 metros, ¿tiene tiempo para pensar en otras cosas?

Sí, claro, muchas veces. Es como un reseteo de tu vida. Necesitamos ver las cosas con perspectiva, por eso alejarte de la rutina te ayuda a comprender y valorar muchas de las cosas de aquí como la familia. Para mí ese punto de vista es una de las lecciones de la montaña.

¿Deportista de cabecera tiene?

No soy mitómano. Admiro a muchos deportistas pero también a mucha gente de la calle.

Y de la crisis, ¿qué me dice?

Que está jodida la cosa, aunque pienso que está peor de lo que nos dicen. Soy un tipo positivo, pero no me creo ya nada de lo que nos venden los políticos. No saben lo que es la calle.

Se declara ateo militante, pero no me diga que el actual Papa no le parece un cachondo...

Me da absolutamente igual. Sé que se sale de la línea más carca, pero no sé si es un lavado de cara de la institución, que lo necesita. Si tan majo es que empiece a repartir todo el oro del Vaticano y que hable menos, aunque claro, siendo argentino (risas)...

Se pondría usted en pelotas ¿por qué o por quién?

Con el desnudo no tengo pudor y me parece una chorrada que ahora se le dé tanta importancia a una teta o un no sé qué... Pero si es por ayudar no tendría ningún problema en ponerme en pelotas, aunque otra cosa es que me quisieran ver (risas).

¿Le gustaría morir en la montaña?

No, para nada. Me gustaría morirme de viejo, con la cabeza amueblada y rodeado de unas enfermerotas bien guapas. Esa frase de "murió haciendo lo que quería", ¡ostras!, no la comparto, por eso batallas cuando lo pasas mal en situaciones extremas. Peleas hasta lo indecible por salir...

¿Y cuántas veces al límite?

De varias ocasiones he salido de chiripa, pero luego sigues adelante. Supongo que es nuestra inconsciencia, pero así es nuestra vida, una forma arriesgada para ser felices, que es de lo que se trata, ¿o no?

l Una película. Imposible quedarme con una.

l Un actor. Nada, lo mismo.

l Y una actriz. ¿Sólo una?

l Un libro. Ahí sí. ¡El Casillas!, el manual perfecto para todas las respuestas.

l Una comida. Un buen chuletón, por qué no.

l Una bebida. Cerveza y vino.

l Un lugar para perderse. Cualquiera que esté cerca del monte.

l Una virtud. Que la digan los demás.

l Un defecto. No te lo digo que, si no, mis 'enemigos' lo aprovechan luego

l Una manía. En la montaña, el orden, sin duda.

l Otro deporte. La pelota.

l Un ídolo. No tengo ídolos. Me quedo con los que me rodean.

l Su peor recuerdo. Las situaciones límite que me ha tocado vivir en algunas escaladas, especialmente en los casos de mis amigos Antonio Miranda y 'Atxo' Apellániz, que fallecieron en la montaña.

l Su mejor recuerdo. La sensación de libertad que te regala la montaña. Es una 'droga' que engancha y te ayuda a contemplar la vida con otra perspectiva.


las claves

· Nombre. Adolfo Madinabeitia.

· Nacimiento. Agurain.

· Edad. 54 años.

· Familia. Es hijo de María Angeles y Ricardo. Tiene pareja y un hijo de 18 años que se llama Jon.

· Formación. Modelista de fundición. Desde hace 18 años diseña y construye rocódromos.

· Carrera. Lleva 40 años vinculado a la montaña. Dos veces intentó sin éxito -por cuestiones climatológicas- subir el Everest, así que su vida es la escalada. Paredes de más de mil metros de longitud como el Salto del Ángel (Venezuela), que ascendió en 1990 después de 23 días colgado, el Amin Brakk (Pakistán) o el Espolón de los Norugos (Pakistán), que coronó después de un mes atado a la pared. También ha subido El Capitán (Yosemite, California) doce veces, tres de ellas en solitario.

Si tan majo dicen que es el Papa éste, que hable menos y empiece a repartir todo el oro del Vaticano, ¿no?

Disfrutar de un poquito de jamón o lomo cuando estás colgado arriba... ¡Eso sí que es hablar con Dios!

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